Consejos sobre el significado último

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Longchen Rabjam

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Consejos sobre el significado último

de Longchen Rabjam

Tú que reúnes y encarnas la compasión, el poder y la actividad
de los infinitos mandalas de los budas victoriosos, más allá de toda medida,
lama glorioso, señor supremo y soberano de cien familias búdicas,
¡a tus pies, ahora y siempre, rindo homenaje!

¡Ema! Yoguis afortunados, escuchen ahora:

Hemos obtenido una forma humana perfecta con sus libertades y condiciones favorables, hemos encontrado las preciosas enseñanzas del Mahayana, y tenemos la libertad de practicar el Dharma sagrado auténticamente. Ahora, por tanto, no desperdiciemos nuestras vidas en búsquedas sin sentido, sino esforcémonos por alcanzar el objetivo genuino y duradero.

Existen infinitas categorías de enseñanzas e innumerables formas de entrar en los vehículos. Las explicaciones pueden incluir gran cantidad de palabras y expresiones. Pero a menos que podamos tomar en nuestro corazón la esencia del significado genuino, ni siquiera memorizar cientos de miles de volúmenes nos traerá beneficio seguro en el momento de la muerte.

De la misma manera, puede que tengamos una infinidad de conocimientos, derivados del estudio y la reflexión, pero si nuestro carácter básico no está en sintonía con el Dharma, nunca llegaremos a domar al enemigo, las emociones aflictivas.

Si no ponemos interiormente un límite a nuestros deseos, adoptando la actitud de no necesitar nada en absoluto, ni siquiera tener dominio sobre miles de mundos nos podrá satisfacer de verdad.

Si no nos preparamos para el incierto momento de la muerte, no lograremos el gran propósito, aquel que de seguro necesitaremos al morir.

Si no superamos nuestras faltas ni nos entrenamos en la percepción pura e imparcial, nuestro apego y aversión no permitirán que entremos en las filas del Mahayana.

Si no hacemos oraciones puras de aspiración, recordando con compasión y bodhichitta incesantes que no hay ni un solo ser de los tres reinos y las seis clases que no haya sido nuestro padre o madre, nunca descubriremos el tesoro del altruismo.

Si no tenemos tal devoción hacia nuestros maestros que los consideremos más importantes que el Buda mismo, no recibiremos ni la menor porción de sus bendiciones.

Sin recibir las bendiciones genuinas, los tiernos brotes de la experiencia y la realización nunca crecerán.

Si la realización no nace en nuestro interior, las explicaciones áridas y el conocimiento teórico no nos traerán el fruto del despertar.

En resumen, si no mezclamos nuestra mente con el Dharma, no sirve de nada adoptar solamente la apariencia de un practicante.

Sin necesitar más que un techo que nos resguarde y el sustento básico, que veamos todo lo demás como innecesario.

Practica el Guru Yoga, ruega con atención resuelta y dirige todas tus acciones virtuosas para el beneficio de todos los seres, tus mismísimos padres y madres.

Cualquier cosa con que te encuentres, ya sea felicidad o tristeza, buena o mala, considérala como la bondad del lama.

En la amplitud donde la conciencia de rigpa que se conoce a sí misma surge espontáneamente, libre de todo aferramiento, descansa y relájate sin ningún artificio o fabricación. Surjan los pensamientos que surjan, reconociendo su esencia, permite que todos ellos se liberen como el despliegue de tu propia naturaleza intrínseca.

Sin el menor rastro de algo que cultivar o en lo que concentrarse en la meditación, no te dejes llevar por la confusión ordinaria ni un solo instante. Permanece, en cambio, consciente y sin distracción en todas tus actividades, y entrénate en reconocer todas las visiones, sonidos y experiencias sensoriales como el juego de la ilusión. Si haces esto, lograrás la familiarización que te dará control en el estado del bardo.

En breve, en todo momento y en toda situación, asegúrate que todo lo que hagas esté en armonía con el Dharma sagrado, y dedica toda la virtud para la iluminación. Si así lo haces, cumplirás la visión de tus lamas y servirás a las enseñanzas. Corresponderás a la bondad de tus padres y espontáneamente traerás beneficio a ti mismo y a los demás. Por favor, ten esto en mente.

Aun si nos encontráramos cara a cara, no tendría una mejor instrucción que esta para impartir. Así pues, llévala a tu corazón en todo momento y en toda situación.

El señor de los Victoriosos, Longchen Rabjam Zangpo, escribió estas palabras en las laderas del Gangri Tökar. ¡Que abunde la virtud!

| Traducido al inglés por Adam Pearcey, 2011. Traducido al español por Lobsang Yamyang, monje budista colombiano, el 12 de enero de 2012 y revisado por Traducciones Rigpa en agosto de 2012.

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